En nombre de San Cipriano
y de
parte de Dios, tres veces santo,
por la potestad de los espíritus superiores
Adonay, Eloim, Jehován y Mitraton,
yo (Aquí dirá su nombre el que opera),
absuelvo el cuerpo
de (Aquí se dirá el nombre del enfermo o poseído)
para que
sea libertado
de todos los malos hechizos, encantos y sortilegios,
ya sean
producidos por hombres o mujeres
ya por cualquier otra causa.
Dios sea alabado
y glorificado,
y se digne disponer que todos los sortilegios
queden deshechos,
destruidos, desligados
y reducidos a nada,
para lograr de este modo que el
cuerpo de
(nombre del enfermo o poseído)
quede libre de todos los males que
padece.
¡Dios grande y poderoso!
sea tu
nombre glorificado
y que por vuestra soberana intercesión
sean expulsados los
malos espíritus
que se han aposentado en el cuerpo de
(nombre del enfermo o
poseído)
cesando ya el sortilegio
que los causadores de este daño han empleado,
Yo os conjuro y mando,
desaparecer sin que jamás
podáis entrar a este cuerpo
en el cual hago tres cruces.
(Se hará con el dedo pulgar de la mano derecha
una
cruz en la frente, otra en el pecho
y otra en el vientre del enfermo.)
y le
bendigo con el agua exorcizada
en el nombre del Padre, del Hijo y del Santo
Espíritu,
que amparen y protejan a
(nombre del enfermo o poseído).
para que
jamás se vea atar, mentado.
Al decir estas palabras se le
rociará con agua bendecida.
Es conveniente saber que el que
ejecuta el exorcismo
ha de estar colocado a la derecha del enfermo,
y que las
cruces se han de hacer
precisamente de izquierda a derecha.
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